sábado, 25 de julio de 2015

Caja 3

Princesa, acude a caja tres. Estas bolsas no se llenan solas. Después, a cargar palés, arremángate los vaqueros no te los vayas a pisar. Así se desgastan las manos que tendrían que estar acariciando la pluma o la tecla. Así se desgastan las horas.

Cinco años ya, pasillos blancos arriba y abajo, sonrisa obligatoria, voluntarias siempre que se puede, desechables cuando no. Una mente libre, un albatros de huesos ligeros, arrastrando las gigantescas alas por el suelo, por cumplir con la Realidad. Cansada, vuelta a casa, tu casa. Una película, dormir poco y vuelta a empezar.

Y, aunque nunca has abandonado la ilusión, temo que te rindas, que un día bajes la bandera. Que ganen los grises. Que la camisa blanca y a rayas pueda contigo, con tus pantalones de pijama de flores, tu mandala en la espalda. Que las alas se caigan y se marchiten, que te olvides de que tu lugar está ahí arriba, trayendo buena suerte a los barcos, no entrampada en el puerto de donde nunca se vuelve a partir. Temo que te rindas, te fundas, te desvanezcas y el mundo te pierda para ganar una gris más.

No dejes que ocurra.


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